THOMAS NEUKIRCH

EL VIAJE DEL CONEJO

 

Del 9 de octubre al 29 de noviembre  2025

Arte21 Calle las Tiendas 20, Almería.

 

Thomas Neukirch presenta una exposición de pinturas al óleo de gran y pequeño  formato, dibujos a tinta china tambien de gran formato y una serie de pequeños dibujos en técnica mixta. 

"El viaje del conejo" toma el título  en una versión terrestre del ganso de Nil Holgerson, en una busqueda de la comprensión del mundo interior humano y su relación con la naturaleza, un viaje introspectivo donde la naturaleza aparece como una luz al final del camino.


"Por qué deberías conocer a Thomas Neukich, el artista alemán que se largó a Almería para vivir en medio de la naturaleza"

Por José Luis Gonazález  artículo de AD

Animal rights, óleo sobre tela 300 x 200 cm.
Animal rights, óleo sobre tela 300 x 200 cm.

Fotografía: Carlos de Paz
Fotografía: Carlos de Paz

 

Thomas Neukirch. El quejido de la noche 

 

 

Somos hijos de nuestro tiempo. Cuando Thomas Neukirch abre los ojos al mundo, en Aufsess, Alemania, en 1961, artistas como Baselitz están llevando su pintura a un régimen de desfiguración y fragmentación, cuando no de grotescas distorsiones, en una propuesta ética que refleja la imposibilidad de representar la figura humana tras el Holocausto. Una década antes Adorno había dicho que escribir un poema después de Auschwitz era un acto de barbarie. Y este viejo testimonio, lamentablemente, sigue siendo igual de válido hoy. Otra época, otros actores, la misma deriva. La pintura de Thomas, la que arriesga en sus planteamientos más radicales, atesora a mi juicio parte de esa herencia recibida de la pintura alemana de posguerra. Veo en ella el anhelo de expresarse en libertad, reclamo de la conciencia, sabiendo que el peaje es enfrentarse a los demonios que llevamos dentro. En su obra, el lugar de la representación es un lugar inexistente donde se dan cita los vivos y los muertos, pasado y presente. El artista recorre los senderos de una memoria personal, pero también colectiva, atraviesa la espesura de bosques interiores en busca de “un no se qué que quedan balbuciendo”, cruzando quebrados precipicios, y superando el vértigo y el miedo. Hay en las figuras escuetamente perfiladas de sus cuadros una sombra no de dolor sino de angustia y melancolía. Decía Valente que “los melancólicos llevan consigo fragmentos de la noche”, oscuros designios que obligan a seguir esa búsqueda de algo o de alguien. El quejido de la noche se oye en muchas de las pinturas de Neukirch. Su destreza con el dibujo le permite esbozar con precisión, a base de líneas veloces, casi febriles, el espíritu que subyace en cada paisaje, en cada figura, en cada propósito o pensamiento. La dureza de sus composiciones a una sola tinta cambia sustancialmente cuando introduce el color. Entonces esas figuras humanas adquieren mayor quietud al despojarse en parte de su pesadumbre, pero la vehemencia del trazo, esos perfiles negros que encierran el mundo, sigue siendo visible, un rasgo de personalidad a la que no renuncia nunca. Thomas apostó hace ya muchos años por una vida apartada de la gran ciudad. Siguiendo el beatus ille horaciano, eligió vivir en el sur, restaurar un antiguo cortijo almeriense y hacer aquí su casa, su vida. Este alejarse del “mundo cicilizado” lo acerca a las cosas naturales con la misma sencillez del primer hombre. Los árboles, los animales, transitan por su pintura con esa confianza en el futuro de las apariciones. En ocasiones sus dibujos se acercan a un primitivismo que busca en lo espontáneo e inmediato un motivo paradójicamente simbólico, con esa impronta de misterio tan inquietante. Aunque también se demora en composiciones que por su formato exige culminar un proceso más allá del imperioso deseo. En el cuadro de los ciervos, un canto de esperanza en la naturaleza, sentimos la mirada de los animales sorprendidos por algo, quizás por la amenaza del hombre. La obra de Neukirch refleja intereses tan dispares como la teoría de los cuatro cerebros, su preocupación por el medio ambiente, y los animales, la diáspora migratoria, la pérdida de las libertades. Una gran Caja negra que contiene más sombras que luces. Uno de los escenarios que Neukirch traslada frecuentemente a sus cuadernos de dibujo, pero también a los lienzos, son las piscinas. Representan las aguas domesticadas, y el reflejo de las luces un instante de alegría entre las turbulencias que trae la vida. No muestran la belleza efímera de los cuerpos sino el espíritu que inunda ese espacio fluido de las aguas. Quizás porque el cuerpo para este artista permanece encerrado en un círculo, separado de otros cuerpos igualmente aislados. La pintura, la escritura, la música son medios de expresión que conectan sueños y realidades, que establecen vínculos afectivos, y nos permiten hacer preguntas, porque lo que queremos es comprender, dar sentido a la experiencia, sentido a lo que hacemos con nuestra vida.

 

Ramón Crespo, 27 de septiembre de 2025

 BIO
Nacido en Aufseß, Alemania, en 1961, estudió en la École des Baux Art de Lyon y con Jean Bertholle, profesor de la École des Beaux Art de París y en la Académie Saint-Roch de París.

Desde 1990 expone en galerías de París, Lyon, Madrid, Granada, Mojácar, Viena, Colonia, Stuttgart y Buenos Aires.

Su obra se puede ver permanentemente en la Galerie Peinture Fraile de París y en la Galerie Andrés Henn de Stuttgart. Su obra se encuentra en colecciones públicas de Baden-Württemberg, Alemania. En Almería ha expuesto en el Museo de Almería el 2023 y en 2024 en la Fundación josef gnädinger en Suiza y en Kokoro en 2025.